Hay que saber mirar la Habana, mirarla por dentro y por fuera, buscar sus
detalles, adentrarse en cada callejuela y atravesar sus grandes avenidas… y si
de moverse por la ciudad se trata pues ahí están sus artefactos más
simbólicos, sus ejemplares “almendrones”; los taxis mágicos que te mueven
por décadas y décadas de historia. Como imaginar una Habana sin ellos, sin
los carros de siempre, imperfectos, presentes, andantes… mirar mi ciudad,
mirar la Habana es mirarla desde sus taxis… esta es la génesis y la amalgama
de esta serie.

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